Reconozco que la contradicción es parte de mi ser.
Tenia entendido y me advirtieron que no podría destilarte ni fraccionarte aunque quisiera.
Mi percepción analítica de tu ser era tan subjetiva que dolía. Se trataba de un prejuicio a conveniencia no de una realidad distorsionada.
Defendía que no se trataba de un simple y típico engaño, si no mas un caso de alteración de propio juicio. Eso que desprendías ya no dolía.
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